Se había pasado media vida teorizando acerca de la
felicidad. Había peleado con todas sus fuerzas por alcanzarla, había intentado
burlar a la ironía y había hecho lo imposible de lo imposible para hacerse un
hueco en la tierra de los dichosos. En algunos momentos, había creído que estaba
a punto de poder tocarla con la yema de los dedos y había sufrido al caer y
topar de frente con la realidad. Había derramado muchas más lágrimas de las que
debía imaginando sueños imposibles que, tiempo después, supo que no tenían que cumplirse.
Casi se había rendido cuando comprendió que su búsqueda no tenía sentido.
Porque es la felicidad la que, antes o después, de un modo u otro, termina
encontrándonos.
Y en aquellos momentos, acurrucada entre sus
brazos en mitad de la noche mientras se contaban sus más profundos secretos, no
podía sentir otra cosa que no fuese felicidad.
Xa dixen o que pensaba da entrada. Preciosa, un xiro que me encanta =)
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